En el último año 320 mil nuevos consumidores de alcohol adolescentes y pre adolescentes

jovenes y alcoholMás impuestos y la regulación de la publicidad es menos consumo, pero no parece ser el camino en nuestro país.
Muchos países del mundo han decidido tomar como una de las medidas que impida esta verdadera pandemia incrementar los tributos de impuestos internos a las bebidas alcohólicas, prohibir la publicidad, comenzar a revisar el contenido en redes sociales, cuestiones que parecen lejanas en Argentina, aunque la experiencia con el tabaco fue positiva el lobby de las empresas hoy parece ganar la batalla.  
Las cifras sobre consumo de alcohol en nuestro país van en aumento. Uno de los últimos informes revela que Argentina es el tercer lugar en toda América en cuanto a consumo de alcohol: 9,1 litros per cápita. Según el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recopila estadísticas con sus 194 Estados Miembros, la Argentina se colocó detrás de Canadá (10 litros) y los Estados Unidos, con 9,3 litros, en el continente americano.
El problema es que ese aumento impacta de lleno en los adolescentes, que como también muestran las estadísticas, va en aumento, con cifras que alarman. Por ejemplo se ha estimado que la edad de inicio de consumo de alcohol es de 12 años, siendo que la franja de edad que va de los 12 a los 24 años muestra un consumo problemático. Los médicos que atienden a adolescentes en las guardias de los hospitales y sanatorios hablan de adolescentesque llegan apenas respirando, con apenas conciencia y muchas veces no recuerdan ni cómo llegaron hasta el lugar.
Hay más de 2 millones 300 mil nuevos consumidores de alcohol en el último año de los cuales 320 mil son pre adolescentes y adolescentes.
En el último mes de los niños y adolescentes que consumieron alcohol uno de cada dos lo hizo de forma abusiva. Representa a 82.453 niños y adolescentes (de 12 a 17 años).
¿Qué pasa con la venta de alcohol a menores?
La venta y el consumo de alcohol en menores y adolescentes es una problemática que tiene muchas dimensiones y abordajes. Uno de los problemas es el fácil acceso al alcohol que tienen los menores, ya que no se respetan las normas de comercialización.
La Ley 24.788 prohíbe la venta de bebidas alcohólicas a menores de edad, su texto reza, ”Prohíbese en todo el territorio nacional, el expendio a menores de dieciocho años, de todo tipo de bebidas alcohólicas. Créase el Programa Nacional de Prevención y Lucha contra el Consumo Excesivo de Alcohol”. Fue sancionada en marzo de 1997 y prevé penalidades a quienes no la cumplan desde multas hasta clausuras definitivas de comercios.
Pero la ley no se cumple en su totalidad, los comerciantes rara vez piden DNI a los jóvenes que compran alcohol.
“No pasa nada”. Pero sí pasa. 
El doctor Carlos Damin, jefe de Toxicología del Hospital Fernández señaló en una entrevista que »La gente subestima al alcohol porque como al día siguiente está recuperada supone que no pasó nada. Y la realidad es que las manifestaciones de las intoxicaciones alcohólicas se ven con el tiempo, sobre todo si éstas se producen en adolescentes, ya que en ese caso el impacto es sobre cerebros que están en formación. Hasta los 21 o 22 años los cerebros todavía se están desarrollando”.
Los jóvenes encuentran en el alcohol una droga sin la mala imagen, no tienen una percepción de riesgo y peligro de su consumo.  Intuyen que su consumo no traerá mayores inconvenientes y, por eso, en compañía de amistades se inician en la bebida a muy temprana edad.
La “previa”
El consumo de alcohol trasciende el ámbito de la salud y abarca factores sociales, culturales, políticos y económicos. Entre los factores que abonan el mayor consumo, hay nuevas formatos sociales. La previa es uno de ellos, uno de los rituales más aceptados socialmente. Incluso, algunos padres prefieren que se realice en el hogar, para tener una sensación de control, pero las estadísticas y los últimos informes revelan que estos encuentros, que pueden ser el camino hacia la adicción al alcohol -y a otras sustancias- están lejos de dar solución e incluyen cada vez a más individuos, se prolongan durante la semana y se producen a una edad más temprana. También está lo que los ingleses llaman el ‘bridge drinking’, lo que sería para nosotros un atracón de alcohol, que es consumo masivo en el menor tiempo posible.
El tabaco, el alcohol y la marihuana son las sustancias más consumidas, entre los adolescentes de 13 a 17 años de la Provincia de Buenos Aires que consumen al menos una vez sustancias psicoactivas. Las diferencias de género no parecen ser significativas para el tabaco y alcohol, pero sí lo son para la marihuana: mientras que 21,5% de los varones consume marihuana, este porcentaje sólo alcanza 11% en las mujeres adolescentes. Si se observan los datos desagregados por edad, esto arroja que a medida que los jóvenes envejecen, cada vez una porción más grande de adolescentes consumen estas sustancias, siendo particularmente significativo el salto en el caso del alcohol entre los 14 y los 15- 16 años (Observatorio Argentino de Drogas, SEDRONAR, 2011). 

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