- Más de 231 mil niños, niñas y adolescentes, de entre 4 y 17 años no asiste a ningún establecimiento educativo y crece el número de jóvenes adultos con los estudios primarios incompletos
- Cae la inversión pública en programas educativos destinados a la promoción de la lectura y el fortalecimiento de la educación secundaria.
- También se registra una marcada desinversión en iniciativas que apuntan a combatir el analfabetismo informático y la brecha digital.
- Cerca del 50% de los NNyA vive en hogares que, según el INDEC, tienen clima educativo “bajo” o “muy bajo”.
- Urge conformar un nuevo Plan Nacional de Alfabetización que contemple el uso intensivo de nuevas tecnologías de información y comunicación
El 8 de septiembre de 1988 se alcanzó un logro histórico. En París, el Estado argentino fue distinguido por los resultados exitosos del Plan Nacional de Alfabetización, puesto en marcha cuatro años antes, en los inicios de la recuperación democrática. La distinción fue otorgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en el marco de la celebración del Día Mundial de la Alfabetización. Esa fecha fue instituida en 1966 con el objetivo de concientizar, en todo el mundo, acerca de la importancia de lo que significa poder garantizarle, a todos los seres humanos, el derecho básico de aprender a leer y escribir.
Con el correr de los años, el Plan Nacional de Alfabetización, que había sido destacado y premiado por la UNESCO, se fue desmembrando. Hoy tan solo es un recuerdo, a lo sumo un objeto de estudio tenido en cuenta en ámbitos académicos, pese a que el analfabetismo nunca se pudo desterrar del todo en Argentina. El censo de 2001 mostró que el 2,6% de la población mayor a 10 años no sabía leer y escribir, y una década más tarde ese indicador rozó el 2%.
A su vez, la irrupción de nuevas tecnologías y de la Tercera Revolución Industrial -también llamada Revolución científico-tecnológica (RCT), Revolución de la inteligencia (RI) o Tercera revolución tecnológica)- hicieron que aparezcan nuevas formas de analfabetismo. Se comenzó a hablar de la llamada brecha digital, es decir, la separación que existe entre las personas (comunidades, estados, países) que utilizan las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) como una parte rutinaria de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas o que aunque las tengan no saben cómo utilizarla.
De esta forma, la Argentina se encuentra en una situación donde se mantienen vigente nichos de analfabetismo tradicional, miles de niños no concurren a ningún establecimiento educativo y millones de personas no han podido completar sus estudios primarios A su vez, otras millones de personas padecen de analfabetismo informático o digital, viéndose imposibilitadas de navegar en la web, acceder a contenidos multimedia, interactuar mediante las redes sociales, y tener la capacidad para localizar, organizar, entender, evaluar y analizar información utilizando tecnología digital.
Indicadores a tener en cuenta
En nuestro país, cerca del 50% -más precisamente el 47,4%- de los niños, niñas y adolescentes actualmente viven en hogares que tienen, según la definición del propio Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), “Bajo” o “Muy bajo” clima educativo. Más de 2,7 millones de NNyA se encuentran en esa situación. Se trata de indicadores estadísticos que miden el promedio de la cantidad de años de escolaridad formal de los mayores de 18 años de cada hogar, lo que da lugar a un valor de clima educativo que luego se categoriza en diferentes niveles. De esta manera, la medición del INDEC le asigna a cada niño, niña o adolescente en edad escolar el valor de clima educativo del hogar al que pertenece.
¿Cómo influye el contexto educativo del hogar en el desempeño escolar?. Al analizar los resultados de las Pruebas Aprender, nos encontramos que juegan un factor determinante. Por ejemplo, el porcentaje de alumnos bonaerenses provenientes de hogares con Nivel Socioeducativo[1] (NSE) Bajo, que mostraron un nivel no satisfactorio en la prueba de Lengua[2], duplica el porcentaje de alumnos provenientes de hogares con NSE Medio que obtuvieron igual calificación: 14,4% frente 6,5%. La diferencia se amplia a 11,4 veces si tomamos como referencia a los alumnos que, proviniendo de hogares con NSE alto, mostraron un desempeño por debajo del nivel básico. También aparecen diferencias en los resultados teniendo en cuenta el Contexto Social de la Educación.[3]
Otro dato que nos debe preocupar es el incremento, en los últimos años, de personas de entre 25 y 29 años que no han logrado terminar sus estudios primarios. Según el propio INDEC, la tendencia a la baja que se había producido entre el primer semestre de 2017 y los primeros seis meses de 2018 se revirtió, ubicándose en un 3,1%. Este indicador se quintuplica en la franja conformada por personas de más de 65 años.
La respuesta del Estado
Los propios indicadores oficiales nos muestran que factores como el clima educativo en los hogares, el nivel socioeducativo y el contexto social de la educación son factores con fuerte incidencia en el rendimiento escolar y en los procesos de alfabetización, cabe preguntarse: ¿qué medidas se están adoptando desde el Estado para reducir esa brecha?. Si bien el sistema de educación pública continúa siendo la principal herramienta para igualar oportunidad y reducir las desigualdades, se necesitan políticas de Estado activas y perdurables. En otras palabras, que su sostenimiento no dependa de variables macroeconómicas, corridas cambiarias o avales del Fondos Monetario Internacional (FMI).
Lamentablemente, al analizar algunos programas específicos del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, nos encontramos con importantes recortes, desfinanciamientos y subejecuciones presupuestarias en programas vinculados, por ejemplo, a la alfabetización y la promoción de lectura.
Los recortes también impactan muy fuerte en distintas iniciativas que tiene como objetivo la reducción de la brecha digital y/o instrumentar procesos de alfabetización mediante el uso de las TIC. Por ejemplo, el presupuesto asignado al Programa de Educación Digital es 24% inferior al que tenía en 2018 y está 40% por debajo de lo que se destinaba en 2017. En el marco de ese programa, la compra de equipamiento tecnológico no solamente tiene un presupuesto inferior a 2018 (-30,5%), sino que además presenta un bajísimo nivel de ejecución. En lo que va del año sólo se devengó el 4% de los recursos.
En definitiva, así como hace 31 años la Argentina fue pionera y un ejemplo a seguir en el mundo por los logros obtenidos en la lucha contra el analfabetismo, urge la necesidad de emprender un nuevo plan nacional que no solo apunte a garantizar que todos y todas sepan leer y escribir. La inclusión digital también es un derecho.
[1] ÍNDICE DE NIVEL SOCIOEDUCATIVO DEL HOGAR DEL ESTUDIANTE: los cuestionarios complementarios de los estudios regionales (ERCE, TERCE) e internacionales (PISA) aplican cuestionarios a estudiantes y a padres sobre factores socioeconómicos de los hogares que inciden en los logros educativos de los estudiantes. Sobre esa base, construyen índices de status económico, social y cultural. Las Pruebas Aprender contemplan un índice socioeducativo de los hogares sobre la base del cuestionario a los estudiantes exclusivamente; el mismo indaga sobre el nivel educativo de ambos padres o tutores, el nivel de hacinamiento de la vivienda, y la existencia de ciertos bienes en el hogar, incluyendo libros.
[2] La prueba de Lengua se centra en la comprensión de textos y en el conocimiento acotado de algunos conceptos de la disciplina. Se encuentra alineada a los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios (NAP), a los diseños curriculares jurisdiccionales y a los consensos realizados con las jurisdicciones. Las capacidades cognitivas que se evalúan son las de poner en mayúscula la primer letra de la primer palabra de cada capacidad, y todo en cursiva Asimismo, los ítems que conforman la prueba de Lengua indagan en distintos contenidos, en interacción con las capacidades evaluadas. Los contenidos evaluados en Lengua son Cohesión; Especificidad del texto literario; Género; Idea central; Información explícita; Macroestructura; Recursos enunciativos y Vocabulario.
[3] Índice de clasificación de unidades geográficas en función de las condiciones de vida y situación de vulnerabilidad de los hogares con residentes en edad escolar. Este índice permite describir el nivel de vulnerabilidad del radio censal en el cual se ubican las escuelas