El sida y su impacto en la mortalidad de personas jóvenes

Las estadísticas oficiales demuestran que la Argentina no logró, en los últimos 24 años, disminuir de forma permanente y significativa la tasa de mortalidad a causa de la Enfermedad por Virus de la Inmunodeficiencia Humana. Solo se registran pequeñas oscilaciones anuales, con la particularidad de que, en el desagregado por franja etaria, podemos visualizar que en los últimos dos años subió la cantidad de muertes de personas jóvenes con VIH, especialmente en la provincia de Buenos Aires[1]

Panorama nacional

Desde 2005 hasta 2018 (último dato oficial de la Dirección de Estadísticas e Información de Salud del Ministerio de Salud de la Nación) se ha registrado un promedio de 1416 muertes anuales de personas con HIV, las cuales -en un 60%- no superaban los 44 años. En tanto, el 25% por ciento no superan los 34 años. Conclusión:

  • En la Argentina, por día, mueren 4 personas con VIH
  • 6 de cada 10 personas con VIH que fallecen en la Argentina no superan los 44 años.
  • 1 de cada 4 personas con VIH que fallecen en la Argentina no superan los 34 años.
  • Entre 2005 y 2018, se registró un promedio de 72 muertes por año de personas menores de 25 años con VIH

Como puede verse en la siguiente tabla, desde 2005 a 2018, se han registrado pequeñas variaciones en los índices de mortalidad. De hecho, si bien en 2018 -en números totales- hubo una pequeña reducción en la cantidad de muertes a nivel nacional, se registró un leve incremento en la franja etaria correspondiente a personas de entre 35 y 44 años de edad.

 Provincia de Buenos Aires

En la provincia de Buenos Aires, los datos oficiales muestran un incremento (+11%) en la cantidad de fallecimientos producto de la Enfermedad por Virus de la Inmunodeficiencia Humana. Pasó de 642 muertes en 2016, a 656 en 2017 y 715 en 2018. Al analizar el aumento por franja etaria, podemos visualizar que los mayores incrementos se registraron en grupos de adultos jóvenes: 25 a 34 años (+124% de 2017 a 2018) y 35 a 44 años (+70% de 2017 a 2018).

Tasa de mortalidad

Los datos expuestos, especialmente los de provincia de Buenos Aires, resultan aún incipientes para determinar si significarán un cambio en la tendencia porcentual que, entre 2005 y 2017, había mostrado un aumento de edad de quienes fallecen por sida. Es necesario tener en cuenta es que un descenso en la tasa de mortalidad por cada 100 mil habitantes no significa, necesariamente, que haya menos muertes. Es más, puede darse que, producto del incremento demográfico, la tasa descienda mientras que el número total de fallecidos se incremente.

En 2005, el 72,4% de los fallecimientos se producían en personas menores de 45 años, proporción que fue decreciendo. En contraposición, la proporción de las muertes por sida en personas de 45 años o más fue en aumento en todo el período. El incremento de la edad podría deberse en parte a un aumento en la expectativa de vida de las personas con VIH.

En rigor, los indicadores de mortalidad en las últimas dos décadas se han caracterizado por las oscilaciones. Por ejemplo, con la incorporación de los tratamientos antirretrovirales combinados a mediados de los años ´90, la tasa por cada 100 mil habitantes registró un importante descenso, especialmente en varones, luego de haber alcanzado en 1996 un pico de más de 6 por 100.000 habitantes y de poco más de 9 por 100.000 habitantes de la tasa específica para varones. Sin embargo, según el último Boletín Sobre el VIH, sida e ITS en la Argentina (publicado en diciembre de 2019 por el Ministerio de Salud), a partir de 2005 la tasa no muestra grandes variaciones, oscilando entre 3,2 y 3,6 por 100.000 habitantes. Entre los varones se observa un leve descenso entre 2006 y 2011, para luego oscilar y volver en 2017 a un valor similar al 2011. Entre las mujeres la evolución fue más estable

Indicadores demográficos

Jujuy y Salta son las jurisdicciones que tienen los valores más altos de mortalidad por Sida, de 6,9 y 6,5 por 100.000 habitantes respectivamente, más del doble que la tasa ajustada a nivel nacional (3,1 por 100.000 habitantes). Le sigue Formosa con una tasa de 4,4 por 100.000 habitantes, que a su vez es la provincia que más aumentó su tasa al septuplicar su valor de 2005.

Las jurisdicciones que tienen tasas ajustadas más bajas son La Pampa y La Rioja con 0,5 por 100.000 habitantes, y la Ciudad de Buenos Aires es la que proporcionalmente mostró un mayor descenso en el período, con una tasa 60% menor en 2017 que en 2005 (de 5,8 a 3,5 por 100.000 habitantes).

Entre los varones las provincias con tasas más altas concuerdan con las que se obtienen para ambos sexos, Salta y Jujuy. Las tasas ajustadas en mujeres alcanzan valores más altos en Jujuy, Misiones, Salta y Formosa.

Prevalencia: colectivos sociales

El último Boletín sobre VIH, Sida y otras ITS en la Argentina destaca que, en colectivos como los HSH (hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres) y las personas trans, la prevalencia de VIH supera en 30 a 100 veces la de la población general. Esto tiene un impacto aún mayor en contextos de vulnerabilidad aumentada como la situación de pobreza, las personas migrantes y el trabajo sexual, entre otros.

Asignación de recursos

Mientras la Argentina no logra bajar sustancialmente la muerte por la Enfermedad por Virus de la Inmunodeficiencia Humana, en los últimos años los programas de prevención a nivel nacional han registrado recortes y desfinanciamiento. Conclusión: la problemática no hay sido prioridad en las políticas públicas.

Un claro ejemplo ocurrió en 2019 con el Programa Nacional de Lucha contra el sida que no devengó el 20% de su presupuesto, y algo similar sucedió en los años anteriores. Por ello es indispensable que la prevención del VIH y la lucha contra el sida sea una política de Estado, permanente y perdurable, que trascienda los colores políticos de las distintas administraciones.

 Nivel de instrucción y diagnóstico de VIH

El nivel de educación formal es un proxy de la posición social de quienes están siendo diagnosticados con VIH. En los últimos años aumentó el nivel educativo en ambos sexos. Como se puede ver en el siguiente gráfico:

  • Mientras que entre 2010 y 2012 el 13,3% de las mujeres que fueron notificadas de VIH tenían estudios terciarios o universitarios (36,4% si se suman a quienes tienen estudios secundarios), ese porcentaje se elevó al 16,6% en 2016-2018 (43,2% si se suman a quienes tienen estudio secundario).
  • En el caso de los hombres pasó del 29,7% al 35,5% las personas notificadas con VIH con estudios Terciarios/Universitarios (55,9% a 63,8% si se suman quienes tienen estudios secundarios).
  • El nivel de instrucción de las mujeres y varones notificados con HIV aumentó en todas las regiones, excepto en Cuyo dónde se mantiene estable. En el trienio 2010-2012 quienes tenían un nivel más bajo de instrucción al momento del diagnóstico de VIH eran las mujeres con residencia en NEA, el 72% no habían terminado el primario o el secundario, y en el período 2016-2018 los valores más altos de instrucción para esta categoría se dieron en Cuyo con un 63% y en NEA con un 60%. En contraposición, en CABA fue mayor la proporción de mujeres que habían alcanzado o superado la educación media (51%).
  • Los mayores índices se registran entre varones con estudios secundarios, terciarios y/o universitarios completos que mantuvieron relaciones sexuales con otros varones: 79%. Muy ilustrativo resultan los resultados de un estudio dado a conocer el año pasado sobre la salud sexual de varones adolescentes y jóvenes que tienen sexo con otros varones. El proyecto se llevó a cabo por iniciativa del Programa Nacional de Salud Integral en la Adolescencia (PNSIA) y la Dirección de Sida, ETS, Hepatitis Virales y Tuberculosis (DSETSHYT), junto con las agencias internacionales de cooperación -UNFPA, ONUSIDA y UNICEF- y las organizaciones de la sociedad civil -Casa Brandon, El Orgullo y Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos (RAJAP). El relevamiento arrojó que la mayoría de los consultados -hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres- refiere haber recibido Educación Sexual incompleta, escasa o bien nula. El estudio mostró que persisten enfoques y contenidos de carácter biologicista (descripción del aparato reproductor masculino y femenino) y religioso (“educación para el amor”) con relación a la educación sexual recibida que anulan cuestiones sociales y culturales vinculadas con la diversidad sexual y la realidad del VIH y el sida. Estas limitaciones en la educación sexual dentro del ámbito educativo llevan a los adolescentes y jóvenes a buscar información en otros ámbitos tales como Internet y, en segundo lugar, los amigos.

En definitiva, los indicadores antes mencionados nos están mostrando como el contagio de VIH está pegando con fuerza en sectores de alta o media instrucción educativa, lo que torna imperioso, para revertir esta situación, mejorar la asignación de recursos para el fortalecimiento de la Educación Sexual Integral, como así también aplicar modificaciones en los planes de estudios a fin de contemplar las distintas orientaciones sexuales.

Cabe destacar que, en los últimos dos años, el fortalecimiento de la Educación Sexual Integral (ESI) lejos ha estado de ser una prioridad del Estado nacional, a punto tal que ni siquiera fue un programa específico. Sólo fue incluido como una actividad más dentro del “Programa de Mejoramiento de Calidad Educativa” del Ministerio de Educación de la Nación, y registró importantes recortes y subejecuciones presupuestarias.

Una situación particularmente grave se registró en 2019 ya que el presupuesto otorgado por ley al fortalecimiento de la ESI se recortó en más de $21 millones y del total que quedó se ejecutó menos del 60%.

Asimismo, la persistencia de cuestiones religiosas que impiden la correcta aplicación de la Educación Sexual Integral debería abordarse también con una reforma del segundo párrafo del artículo 5 de la Ley 26.150, el cual les otorga una solapada discrecionalidad a las comunidades educativas para que puedan adaptar contenidos en función de las “convicciones de sus miembros”. 

 

 

[1] Los últimos datos estadísticos oficiales sobre muertes a causa de la Enfermedad por Virus de la Inmunodeficiencia Humana son del año 2018 y corresponden a la Dirección de Estadísticas e Información de Salud del Ministerio de Salud de la Nación (DEIS). También resultan de interés el “Boletín Sobre el VIH, Sida e ITS” que, si bien fue publicado por la entonces secretaria de Gobierno de Salud en diciembre de 2019, consigna datos recabados en el año 2017.

 

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