Por Walter Martello
Ex Diputado, Autor del libro “No va más”, y actual Defensor del Pueblo Adjunto de la Provincia de Buenos Aires.
Los anuncios formulados por la gobernadora María Eugenia Vidal deben tomarse en forma positiva, aunque resta mucho por hacer en materia de juegos de azar y ludopatía en la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, no debe dejarse de tomar en cuenta que por primera vez en dos décadas se abre un proceso licitatorio y seguramente será mucho más transparente que la mecánica de prórroga sobre prórroga que les permitió a muchos actores del negocio del juego tener concesiones hasta el año 2021 por las cuales pagan un canon insignificante, y que son la mayoría de la salas.
Para la provincia de Buenos Aires es el inicio de un camino que esperamos se profundice con el cierre definitivo de la salas ubicadas en los lugares más pobres del conurbano de la Provincia como La Matanza, donde existen tres sala de juegos, o Quilmes. La decisión de desdoblar el control y la concesión de las máquinas tragamonedas ubicadas en los casinos también es un avance positivo.
Asimismo, debemos recordar además que por cada 100 pesos que se juegan en las máquinas tragamonedas solamente cinco le quedan al estado en concepto de canon, ecuación que también debería reformularse
Y en este contexto no debe dejarse de tener en cuenta que la ludopatía, que es la adicción al juego, es la tercera adicción en nivel de importancia por su gravedad y sus consecuencias después del alcohol y el cigarrillo en el ámbito de la Provincia, lo que requiere de una política de atención que no debe posponerse.