La historia de una carta escrita en Malvinas que llegó meses después de la guerra

El 8 de junio de 1982, seis días antes de la finalización de la Guerra de Malvinas, el soldado Antonio Reda escribió a sus padres una carta en las islas. Ese día intentó despacharla y volvió a su posición de combate[1].

En medio una situación desesperante, Antonio quería calmar a su familia que estaba en el continente. Pocos días antes su madre había sido operada del corazón.

La muerte rondaba cerca y la ofensiva inglesa no se detenía. Pero Antonio le temía más al estado de angustia de sus padres que a la cruda realidad de aquellos días de junio que lo tenían como protagonista.

Un día despues de escribir la carte, el 9 de junio, un cabo primero primero le dio una orden a Reda. Le indicó que debía recoger los cuerpos de cuatro combatientes que habían ido a buscar comida. Durante el trayecto, uno de ellos había pisado una mina antitanque y los cuatro murieron en el acto. Entre los fallecidos estaba Alejandro Vargas, mi vecino de Esteban Echeverría. El hecho se conoció como la tragedia del bote de Murrel.

En cierta forma, la carta de Antonio disimulaba y apenas dejaba entrever las pésimas condiciones que afrontaban los combatientes en el Atlántico Sur. Pero la realidad era que el hambre y el frío que sufrían los conscriptos fue lo que obligó a Vargas y a sus compañeros a buscar lo que sea -y como sea- para poder alimentarse.

Antonio pudo volver al continente y reencontrarse con su familia. Otros 650 soldados como él, entre ellos su amigo Víctor Martínez, quedaron por siempre en las Islas.

Finalmente, la carta recién llegó varios meses después de la rendición, como tantas otras que habían quedado olvidadas.

Las Malvinas son Argentinas.

A continuación, trascribimos la carta:

Islas Malvinas 8 – 6 – 82
Estimada familia:

Les escribo estas líneas para decirles que me encuentro perfectamente bien, espero que ustedes también lo estén y que tengan mucha fe y confianza. Por mi parte no hay grandes variantes.
Disculpen la demora en escribir, pero en estos días se nos hace un poco más difícil entregar las cartas.
Las últimas noticias que tengo de ustedes es un telegrama que recibí de Mary.
Hace unos cuantos días que no mando telegramas porque no pude ir hasta el pueblo.
Esta carta la escribo a la ligera porque tengo que entregarla, pero igualmente no tengo muchas cosas nuevas para contarles.
Muchos saludos para Angelita, Miguel, Javi, Doña Amalia y para todos.
Espero que papi y mami estén tranquilos y se cuiden. Saludos para Mario y la madre, cariños para toda la familia.
Avísenle a Mary que estoy bien, y que junto con esta va una carta para ella.
Les mando un fuerte abrazo y un beso grande para todos. Chau…

[1] Textos de Federico Glorenz

 

 

 

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