Es fundamental tomar conciencia de la importancia no solo de cuidar las reservas naturales, sino también de tomar acciones que permitan reparar el daño provocado por el hombre.
Este año el Día Mundial Mundial del Ambiente, que se celebra el 5 de Junio, se centra en la restauración de ecosistemas bajo el lema «Reimagina, recrea, restaura». Restaurar los ecosistemas significa prevenir, detener y revertir el daño. Pasar de explotar la naturaleza a curarla.
En Esteban Echeverria, tenemos uno de los pulmones verdes más importantes del Gran Buenos Aires: la Laguna de Rocha. A fines del año 2012, y tras un intenso trabajo político y social, alcanzamos los consensos necesarios para que se sancione un proyecto de mi autoría, en ambas cámaras de la Legislatura bonaerense, que declaró la laguna reserva natural. Fue un logro importante pero aún queda mucho por hacer dado que el cuidado y la preservación del medioambiente es un compromiso que se renueva a diario.
Lo que se viene
Ante los desafíos que nos depara el futuro inmediato debemos tener presente lo importante que resulta la entrada en vigencia del primer tratado ambiental de América Latina y el Caribe (Acuerdo de Escazú), que justamente coincide con las celebraciones del Día de la Tierra 2021. Este Acuerdo nos ofrece una importante herramienta para encarar los desafíos de un mundo fuertemente atravesado por la pandemia.
Resulta claro que el impacto del covid-19, que es una enfermedad zoonótica, nos está demostrando el estrecho vínculo que existe entre la degradación medioambiental general y sus repercusiones concretas en nuestra salud y bienestar.
En ese sentido, como bien se señala desde el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la actividad humana alteró prácticamente todos los rincones de la Tierra y expuso a los humanos a nuevos vectores. No resulta casualidad que el 75% de las enfermedades infecciosas emergentes provengan de los animales.
Las amenazas a largo plazo del cambio climático, sumado a la pérdida de ecosistemas y diversidad biológica, también tienen su origen en la destrucción de la naturaleza. Por ello, si queremos disminuir el riesgo de futuras pandemias originadas por enfermedades zoonóticas, es central que tomemos conciencia que debemos mejorar los conocimientos sobre los vínculos entre la degradación ambiental y la salud humana.