La iniciativa está enmarcada en la campaña iniciada hace dos años por el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo bonaerense. Proponemos que, en las escuelas, se trabaje el UPD como un hecho pedagógico y se desarrollen estrategias para que los padres y la comunidad educativa problematicen la asociación entre consumo excesivo de alcohol y diversión.
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La guía incluye una serie de recomendaciones y pautas que sirvan de puntapié inicial para que se hable sobre el Ultimo Primer Día en el seno del núcleo familiar y en las escuelas. Se trata de un ritual, instalado en los últimos años, entre las y los adolescentes que inician su último año de secundaria. La principal preocupación radica en que la celebración está atravesada centralmente por un consumo excesivo de alcohol.
Esta guía busca ser un aporte para que exista una campaña nacional y provincial de prevención, que no solo abarque el Último Primer Día, sino también a todo lo que implican las causas y consecuencias del consumo excesivo de alcohol por parte de jóvenes. Creemos que el UPD debe trabajarse durante todo el año con propuestas y metodologías que estén en la planificación anual de las instituciones escolares. Además, debería formar parte de los acuerdos institucionales de convivencia, de modo que se reafirme la responsabilidad colectiva en torno a las prácticas de cuidado para este día.
Las medidas que se adopten desde la escuela no deben ser únicamente prohibitivas o sancionatorias. Los chicos y las chicas deben ser parte de la mesa de dialogo. Deben ser escuchados y aconsejados. Entre todos y todas debemos construir nuevos sentidos. Lo peor que podemos hacer es dejar solos a nuestros jóvenes, y por ello debemos intentar que también haya un cuidado entre pares durante este tipo de celebraciones.
A diferencia de los que ocurría hace dos años cuando el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo comenzó con la campaña, existe ahora un rol más activo de Estado sobre la prevención. Desde la Sedronar, se ha elaborado un documento destinado a padres y educadores. Ese es el camino a seguir: las distintas áreas del Estado -Nación, provincias y municipios- deben trabajar de forma articulada.
A nivel internacional, en el año 2015, junto con otros 192 países miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Argentina se comprometió a trabajar para lograr 17 objetivos mundiales (Objetivos de Desarrollo Sostenible). Una de las metas descriptas en el objetivo 3 es “Fortalecer la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias adictivas, incluido el uso indebido de estupefacientes y el consumo nocivo de alcohol.
Jóvenes y consumo de alcohol
El año pasado, desde el Observatorio de Adicciones se dieron a conocer los resultados de una encuesta realizada en escuelas de gestión pública y privada del Gran La Plata -abarcó a 632 niños, niñas y adolescentes- que arrojó como resultado que casi el 70% de los niños de 12 a 14 años manifestaron haber consumido alcohol alguna vez. Cuando la edad de la muestra se extiende a 17 años, la respuesta afirmativa de consumo llegó al 88,2%.
Además, 1 de cada 10 NNyA afirmó que consume alcohol a diario y/o entre semana, y más del 25% dijo que consume durante los fines de semana. Asimismo, 1 de cada 5 consultados manifestó beber 5 o más tragos en una misma ocasión. Este volumen los ubica dentro del patrón “Binge Drinking” o “Consumo Episódico Excesivo de Alcohol”.
A través de la aplicación del Test de Crafft, el 42% de la población estudiada manifiesta haber manejado en estado de ebriedad o haber viajado en un automóvil conducido por alguien que había consumido alcohol o drogas ilegales. Este dato adquiere particular relevancia en un país como Argentina donde, según las estadísticas oficiales, los accidentes de tránsito representan la primera causa de muerte en menores de 25 años.
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DE ALCOHOL EN NIÑOS,
NIÑAS Y ADOLESCENTES