El humo de segunda mano es una fuente muy extendida de mortalidad, morbilidad y discapacidad. Contiene más de 7000 productos químicos, de los cuales al menos 250 son nocivos y como mínimo 69 causan cáncer. Según los últimos indicadores oficiales, 1 de cada 4 personas están expuestas en sus hogares; y 1 de cada 5 en sus lugares de trabajo, bares o restaurantes. En la Argentina, la reducción del tabaquismo no ha sido tan significativa como la registrada en otras naciones. Y el impacto es mayor en los grupos sociales más vulnerables, como niños, niñas y adolescentes.
Cabe destacar que los recién nacidos, lactantes y niños/as menores 2 años son más vulnerables porque tiene el aparato respiratorio, y el sistema inmunológico, en proceso de maduración. Por ende, su organismo es incapaz de atenuar los daños de los agentes tóxicos del humo del tabaco. Además, el número de respiraciones por minuto es superior que en los adultos y, en consecuencia, en las mismas condiciones inhalan con más frecuencia el humo ambiental y por tanto más productos químicos.
El humo ambiental de tabaco (HTA), o también llamado humo de segunda mano o humo ajeno, es la mezcla del humo que exhala el fumador (humo primario) y el humo que emana el cigarrillo encendido (humo secundario). A nivel global, y nuestro país no es la excepción, casi la mitad de NNyA respiran habitualmente aire contaminado por humo de tabaco en los lugares públicos. Se calcula que, en todo el mundo, 65.000 niños y niñas mueren a causa de enfermedades vinculadas con esa exposición.
Ante esta situación, es necesario avanzar en su serie de reformas que permitan acelerar la disminución del tabaquismo en la Argentina, haciendo especial hincapié en los sectores más vulnerables:
- Fortalecer y ampliar la protección ambiental contra el humo de productos elaborados con tabaco. de las personas especialmente niños, niñas y adolescentes. Tales medidas pueden incluir la modificación de los artículo 23, 7 y 24 de la Ley 26.687 (regula la publicidad, promoción y consumo de los productos elaborados con tabaco a los fines de la prevención y asistencia de la población ante los daños que produce el tabaquismo) de modo de detallar lugares frecuentemente concurridos por este grupo poblacional, como espacios de recreación cerrados, espacios comunes y abiertos destinados específicamente para la actividad de niños, niñas y adolescentes, y espacios culturales, deportivos y habilitados para eventos públicos.
- Sensibilizar a la población y a los riesgos que entraña la exposición al humo de tabaco ajeno mediante campañas de información
- Aplicación de la Ley 26 667 y propiciar el aggiornamiento de las normativas provinciales que establecen excepciones o requisitos más flexibles.
- Elaborar, aplicar, actualizar y revisar periódicamente estrategias, planes o programas de control del tabaco multisectoriales exhaustivos que aborden la cuestión de la protección contra el humo de tabaco en los lugares accesibles al público en general, o lugares de uso colectivo, independientemente de quién sea su propietario o del derecho de acceso a los mismos.
Según la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), que se realizó en conjunto con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la incidencia del consumo de tabaco en Argentina desciende muy lentamente: en 2013 el 25,1% consumía tabaco y en la última encuesta, dada a conocer el año pasado, el índice llega al 22,2% de la población. Es decir, la reducción es de apenas 0,48 puntos porcentuales por año, por lo cual para llegar a un solo digito, con esta tendencia, se tardarían 25 años.
En lo que se refiere específicamente el humo del tabaco ajeno, la estadística oficial indica que el 25% de la población, es decir una de cada cuatro personas, refirió haber estado expuesto en los últimos 30 días en el hogar, mientras que el 21,8% -1 de cada 5- en el trabajo. Por su parte, la exposición al humo de tabaco en bares/restaurantes se mantuvo estable (21,5%). Estos últimos dos indicadores muestran la necesidad de hacer más eficientes los controles.
Hacia el interior de los grupos estudiados, las cifras oficiales evidencian variaciones respecto de la edad: el sector etario más joven estuvo más frecuentemente expuesto (34,7%)[1], mientras que el grupo de 65 años y más refirió el valor más bajo de exposición en el hogar (18,6%). Asimismo, resultó mayor la exposición en los dos niveles educativos más bajos, entre aquellos con cobertura de salud pública exclusiva, y se registró una mayor exposición en el hogar en los quintiles de menores ingresos, con una diferencia de más 10 puntos porcentuales entre el 1er y el 5to quintil de ingresos del hogar por unidad consumidora (31,2% vs 20,3%).
Se observó, asimismo, que la exposición al humo de tabaco ajeno en el trabajo resultó significativamente mayor entre varones que entre mujeres (28,2% y 14,4%, respectivamente) y entre quienes tienen cobertura de salud pública exclusiva respecto a los que tienen obra social o prepaga (25,5% y 20,1%, respectivamente). En cambio, fue menor el porcentaje de exposición en el rango etario 65 años y más, respecto de todos los otros grupos de edad.
Es importante tener en cuenta, como ya lo venimos señalado en otros informes[2], que pese a que la prevalencia de tabaquismo muestra una pequeña disminución, el crecimiento poblacional la Argentina hace que hoy tengamos 1.840.000 fumadores más que en la estimación anterior realizada por la Organización Mundial de la Salud, de los cuales 1.226.000 son hombres y 614.000 son mujeres.
El derecho a la salud es un derecho humano fundamental y debe analizarse desde un punto de vista multidimensional. La salud y la calidad de vida son un resultado social directamente relacionado con las condiciones generales de la vida de las personas y con la forma de vivir. Para lograr la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (meta 3.4), consistente en reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles de aquí al año 2030, desde las Naciones Unidas hacen hincapié en que el control del tabaco debe ser una prioridad para los gobiernos.
[1] La Encuesta Mundial sobre Tabaco en Jóvenes (EMTJ) componente del Sistema Mundial de Vigilancia del Tabaco, es el estándar mundial para monitorear en forma sistemática el consumo de tabaco en jóvenes (con humo y sin humo) así como los principales indicadores de control del tabaco. EMTJ es una encuesta de las escuelas públicas y privadas a nivel nacional, realizada a estudiantes de 13 a 15 años diseñada para obtener datos transversales de cada país, representativos a nivel nacional. El cuestionario, el diseño muestral y la recolección de los datos se enmarcan en un protocolo estándar para todos los países. El último de Argentina del 2018 señaló que el 35,3 % de los estudiantes estuvieron expuestos al humo de tabaco ajeno en su hogar. 43,7 % de los estudiantes estuvieron expuestos al humo de tabaco ajeno dentro de espacios públicos cerrados.
[2] https://waltermartello.com.ar/tabaquismo-en-la-argentina-hay-18-millones-mas-que-hace-dos-anos/